jueves, 24 de septiembre de 2015

no eres tu, soy yo.

 A lo largo de nuestra existencia nos van enseñando que es más fácil culpar a otros por lo que sale mal en nuestras vidas, si algo no sale como queríamos es culpa de los demás por no hacer lo que esperábamos, por no ser lo que nosotros queremos.

Si alguien nos defrauda, es su culpa por no cubrir nuestras expectativas.

Porque siempre será más fácil culpar a otros, desligarnos de las responsabilidades es más sencillo que afrontar la realidad.

Pero es ahí donde radica el problema. Las expectativas que producimos para quienes nos rodean. 

Pensamos de forma muy absurda que nos hacen sufrir, que son los demás quienes tienen la culpa de que, por ejemplo, yo fracase en el trabajo, la escuela o en mi vida amorosa.


Pero déjame decir que no es así. No es culpa de nadie más que tuya. Tú, que pones altas expectativas en los que te rodean y cuando no las cumplen dices con tanta seguridad “me defraudo”.

¿De verdad?

Nosotros somos quienes esperamos más, quienes queremos más de lo que los demás pueden darnos.

Nos desligamos incluso de la posibilidad de ser felices diciendo cosa como “si no tengo esto, no soy feliz, si no estoy con él/ella no puedo vivir” ¿De verdad podemos llegar a pensar tal cosa?

Hasta donde yo sé eso es físicamente imposible. Sigo respirando sino tengo algo o alguien.

Nuestra felicidad no depende de nadie más que de nosotros mismos, si somos felices o no es nuestra jodida opción, si nuestra opción.

Podemos estar en un puto agujero y salir nosotros sólitos
de él. Somos nuestro propio héroe, somos nuestra mejor opción.

Se le podrá llamar amor propio. Y soy de la fiel idea de que para querer a alguien primero nos debemos querer nosotros mismos. Aceptar nuestros defectos y entender que tanto virtudes como defectos nos convierten en quien somos.

Ser feliz o no serlo es nuestra decisión, darle el poder a otro para lastimarnos igual. Somos responsables de  nosotros mismos.

Es muy difícil entender que no son los demás quienes nos “defraudan, hieren…” somos nosotros al poner tan altas expectativas en los demás. 

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